Tengo que confesaros que casi nunca leía poesías...
no sabía, la atropellaba como quien devora una novela,
hasta que me di cuenta que la poesía es como un buen
vino; primero hay que dejarlo que se airee, luego una
vez en la copa disfrutar del color, del aroma y finalmen-
te pasar a paladearlo sorbo a sorbo... De este modo aho-
ra la leo, sin prisas, disfrutando de cada verso y si puedo
escuchar música suave al mismo tiempo, mejor que me-
jor.
Hoy voy a deleitaros con una copa de buen vino, el que
me brindó mi amigo Pedro Lope Cano, deseo que lo dis--
frutéis tanto como yo.
"El amor"
Una llovizna gris o celeste o color agua,
un barrio podre, un jardín, casas baratas,
una vereda de ladrillos, mosaicos o de grava,
una voz chillona, un saludo, una mirada,
un coche de paseo, un mateo, una chata,
una sombra en el alfalto, el adoquín, la tierra blanda,
un olor a pasto, a barro, a fogata,
un feliz corazón en la solapa,
una chica que espera en la esquina o la plaza,
una pollera azul, o marrón o colorada,
una melana rubia, morena u ondulada,
una nariz pequeña, recta, respingada,
una carita redonda, oval o pecas claras,
una sonrisa leve, una mueca, una esperanza
un paquete de pastillas o una flor reción robada
y el amor,
el amor que siempre llega y siempre pasa.
-Pedro Lope Cano-
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